Aguascalientes. Reorganización del liderazgo en formación

El comportamiento electoral de las últimas décadas en Aguascalientes, México, ha sido muy contrastante y de cambios notables. Pasó de tener una atmósfera ordenada por un régimen presidencialista y de partido hegemónico, a una etapa de alternancia caracterizada por el bipartidismo y, más adelante, a un tercer momento caracterizado por la incorporación sorpresiva de los partidos de izquierda y una nueva centralidad presidencial. El liderazgo de estos tres momentos político-electorales lógicamente ha sido diferente. En la primera parte, 1929-1988, fue integrado y subordinado al partido en el poder, casi sin contrapesos de fuerzas opositoras, y con líderes locales fieles a la figura y la disciplina presidencial; un liderazgo encabezado localmente por un profesor normalista que fue gobernador, diputado federal, Secretario de Gobernación y embajador de México en el Vaticano. Un político moderado para una sociedad moderada proclive a la obediencia. La segunda etapa, 1988-2018) fue determinada por la transición a la democracia y la alternancia, un momento en el que el liderazgo político local se dividió y quedó en manos todavía de una figura presidencial fuerte, pero limitada y desgastada, un momento que fortaleció el liderazgo local ahora más centrado en perfiles personales que partidistas, integrante de una generación de políticos que incrementó su autonomía, también su discrecionalidad, en el ejercicio del poder. En la tercera etapa (2012-2018), permanece la fuerza de los líderes locales y regionales, un mayor desgaste de la figura presidencial, y periodos de dominio cortos y cuestionados y, sobre todo, en preparación para alternar con una presidencia fuerte y alejada de los poderes bipartidistas de los últimos años. La vida democrática de esta región del país vive desde el 2018 con un presidente de izquierda que ganó en el estado. En este marco hay un compás de espera incierto sobre el tipo de relación que habrá entre el centro y las regiones y sobre la naturaleza de los vínculos entre gobierno y sociedad. Hay en el horizonte nuevas realidades a la espera de que los hechos den señales firmes para que se pueda hablar del perfil que tendrá el liderazgo político en el mediano plazo.

Andrés Reyes Rodríguez /Universidad Autónoma de Aguascalientes