¿Fue la crisis política por parte del PT el triunfo asegurado para Jair Bolsonaro?
Las elecciones de este año de uno de los gigantes de Latinoamérica, acontecieron con grandes obstáculos económicos y políticos entre el impeachment de Dilma Rousseff, la detención de Lula da Silva, luego de 13 años del Partido de los Trabajadores en el poder y los juicios de Petrobras. «Lava Jato», uno de los casos más grandes de corrupción de la historia brasileña se dio a conocer en el 2016 por a obtener beneficios en contrataciones públicas por medio de pagos de sobornos a 12 países durante 20 años, concluyendo con el gobierno de Dilma Rousseff con su destitución mediante un impeachment realizado por el Congreso Nacional. En el escenario internacional político se le conoce como Odebrecht, al ser destituida, Michel Temer hasta ese entonces vicepresidente y aliado del PT, obtuvo desde el principio fuertes cuestionamientos sobre su legitimidad. En consecuencia, Brasil hoy en día se enfrenta con una ciudadanía con una creciente tasa de desconfianza hacia las instituciones y actores políticos y esto se debe a que posee un Congreso con decenas de parlamentarios investigados por varios casos de corrupción. Como efecto de la desconfianza se ha originado masivas y prolongadas protestas sociales en los últimos años y una fuerte polarización al interior de la sociedad brasileña. El principal elemento que colaboró a la polarización fue el veto judicial a la candidatura del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT), quien está fue condenado a cárcel por corrupción, por lo que en las votaciones ocurridas el último domingo de octubre, dominaron los votos a favor de Bolsonaro, candidato ultraderechista, por parte de hombres diplomados, de mayores ingresos y los evangélicos, gracias a su discurso político con la promesa de erradicar la corrupción y aplicar mano dura contra la delincuencia, y la implementación de paquetes de reformas de corte neoliberal.