Efecto e impacto de los movimientos migratorios latinoamericanos en el nuevo siglo.

En el contexto global neoliberal, puede conceptualizarse la migración como compulsiva y forzada, hasta convertirse en un largo proceso que afecta a los trabajadores migrantes y sus familiares, pero simultáneamente tiene elevados costos y consecuencias para los países de origen, tránsito y destino final. Dentro del importante cúmulo de análisis existente sobre el fenómeno migratorio quisiera destacar dos tendencias antagónicas a escala mundial. Ambas impactan sobre las sociedades tanto de emisión como de recepción, y producen efectos positivos y negativos. La primera es aquélla que se vincula con las situaciones de restricción migratoria, las cuales se pueden asumir como políticas strictu sensu, derivadas de proyectos de diferentes estados o como parte de la propia dinámica de acción de un gobierno para evitar flujos migratorios no deseados hacia y desde sus fronteras. La segunda tendencia en la migración internacional es aquélla que se vincula con situaciones más flexibles, las cuales proponen la libre circulación o movilidad, el asentamiento de las personas, el respeto a los derechos humanos y a la igualdad de los derechos por sobre la nacionalidad de origen. Las explicaciones que dan cuenta de los motivos de este fenómeno se vinculan con la falta de trabajo, la persecución político-ideológica, la inseguridad producto de la violencia, las guerras, la persecución étnico-religiosa, los problemas socioeconómicos, el mejoramiento de la calidad de vida, la búsqueda de desarrollo individual o familiar, oportunidades de empleo y educación, acceso a bienes y servicios, entre otras. Las migraciones aparecen, así, como un elemento regulador del que el Estado puede intentar disponer a fin de resolver ciertas tensiones internas (Barou, 2001, p. 17) Como afirma Maslow, el ser humano está objetivamente orientado hacia la búsqueda de metas y objetivos para la satisfacción de sus necesidades, tanto biológicas como cognitivas, y en los países expulsores, las condiciones para lograr esos objetivos están cortadas por la situación de crisis permanente y violencia perpetua. Además, atendiendo también a las argumentaciones de McCleiland, estaremos nuevamente ante una situación en donde la emigración puede aparecer como una alternativa posible, dado que, según dicho autor, todas las necesidades son aprehendidas, hasta el punto de crear un ambiente propicio para modificar cualitativa y cuantitativamente la necesidad de logro y el nivel de aspiraciones.

Alejandra Uon-Suk Shin Cáceres /Universidad de San Carlos de Guatemala