Mal político: la imposibilidad de vivir con otros
La siguiente ponencia tiene elaborar un análisis acerca de la imposibilidad de vivir con otros a través de la categoría de mal político. La hipótesis de trabajo, guiada por una hermenéutica diatópica, pretende dar cuenta de lo siguiente: pensar el mal en el panorama actual implica desatender nociones generales, para centrarse en la comprensión de un mal situado, que aparece visible en el actuar del hombre y se reconoce como el mal ocurriendo en la escena política. Con el concepto de mal político se pretende extender el horizonte de sentido de nuestra reflexión sobre la situación histórico-política presente que nos embarga. Al desplegar una lectura hermenéutica diatópica de dicho fenómeno, se busca resaltar cómo esta forma de mal incrementa el deseo de aniquilación y destrucción hacia el otro. En dicho sentido, se llama mal situado a cada una de las manifestación concretas (actos) del mal político, que ponen en vilo la posibilidad de compartir el mundo con los otros. Esta incapacidad muestra que la actuación del mal político impide reconocer la diferencia y la necesidad de compartir una vida común, esto es, de mantener una comunidad política. La intención radica en reconocer cómo la servidumbre voluntaria rompe las formas del vivir común, el lugar político que ocupa el hombre compasional (Revault, 2010) y la fuerza de la imaginación moral (Lederach, 2016). Finalmente, se plantean los retos que implica vivir juntos en los escenarios políticos del mal. Todo con el ánimo de recuperar aquello que la servidumbre voluntaria interrumpe y sopesar las posibilidades que aún tenemos, en medio de la violencia, de vivir con otros y celebrar la diferencia, como respuestas efectivas al desafío del mal en las sociedades neoliberales.