Desarrollo formal de los estudios de Ciencias Políticas en el Noreste de México
La Ciencia Política como campo de estudio académico formal se ha ido desarrollando en el noreste de México desde hace medio siglo a partir de la creación de materias, programas de estudio, licenciaturas, maestrías y hasta doctorados en diversos colegios, centros de estudios y facultades universitarias que buscan dar respuesta a una necesidad elemental del ser humano que es formar una mejor sociedad y a la vez dar respuesta a una de las interrogantes del ser humano: ¿cómo entender la vida política? Asociado a lo anterior, una de las necesidades primordiales insatisfechas en el ser humano y presentes en las modernas sociedades industriales es contar con una clase política debidamente capacitada para la función pública, formada en las universidades y que posea las bases de conocimiento que le permitan realizar su función de manera eficiente y con valores. La UNAM había sido, desde 1958, el centro de estudios en el cual se impartía la carrera de ciencia política, asociada a un conjunto de otras carreras afines al concepto de la política (ciencias de la comunicación, sociología, relaciones internacionales y derecho). Y es a partir de los años setenta del siglo pasado que surgen en Nuevo León planes de estudios que fueron configurando el esquema de formación académica especializada de los nuevos estudiosos y profesionales de la política. La formación académica de profesionales de la Ciencia Política ha implicado la convergencia de campos de estudio y actividad diversos, a saber: el estudio de la política como filosofía, como saber teórico y práctico (pragmático), como especialista en el análisis teórico del acontecer sociopolítico, con sus herramientas metodológicas como el análisis político, de contenido en textos y de la comunicación política; y la práctica de la actividad política institucional en la vida diaria, alejada de saberes, fórmulas e incluso de atributos éticos y de preparación académica. Lo anterior perfila en el noreste de México el desarrollo, por una parte de profesionistas mejor capacitados para analizar y explicar a la sociedad a la que sirven el acontecer político, y por otra el de la formación de cuadros menos improvisados y mejor preparados para la función pública.