Las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos como promotoras de una cultura de respeto a los derechos humanos

Las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos cumplen fundamentalmente con dos funciones en materia de derechos humanos: proteger a las personas, garantizándoles una reparación si se comente una violación a sus derechos y prevenir futuras violaciones. Sobre esta última perspectiva están llamadas a ser los organismos que guíen hacia una cultura ciudadana a favor de los derechos humanos. La cuestión del papel que deben jugar en ese sentido es un gran reto, sin embargo, su misión no solo se refleja en el caso de una violación ya consumada, en donde hay un reconocimiento por la autoridad de que algo hizo mal y el compromiso de su reparación, sino en los casos de prevención, para evitar futuras violaciones a los derechos fundamentales. Esta labor, por tanto, se convierte en la más importante de una sociedad democrática, pues es más valiosa por el hecho de estar dirigida a evitar ilícitos que posteriormente puedan devenir en recomendaciones. La sola formalización de los derechos humanos en las constituciones o convenciones internacionales no es suficiente para reconocer plenamente esos derechos. Se requiere, además, forjar una cultura de los derechos humanos. La culturización de los derechos humanos se puede entender como sinónimo de educación. Se debe educar a la autoridad y los gobernados sobre sus derechos, lo que permitirá transitar hacia la construcción y difusión de un diálogo entre ellos que les permita ver y hacer valer sus derechos. En el caso de México la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es la institución encargada de realizar esta labor. Su posición flexible y dinámica así como su autonomía dentro del Estado mexicano le dan la posibilidad de propiciar esa cultura. Es una institución de configuración diferente al sistema tradicional de impartición de justicia, por lo que hace que mantenga una línea de investigación enfocada en los derechos humanos. Sin embargo, la culturización empieza por el ámbito nacional o interno y se debe extender hacia el exterior como un movimiento social internacional.

Ana Cristina González Rincón /IIJ-UNAM